martes, 11 de diciembre de 2007

Confiando a ciegas

Como parte de esta nueva etapa en mi vida que empezó hace más de dos meses, me encuentro descubriendo una nueva ciudad. Vivo en un barrio nuevo, rodeada de gente nueva, y enfrentando cosas nuevas. Cuando vine a vivir a este país, siempre tuve el apoyo de mi ex-marido. Si no sabía como hacer algo, siempre se lo preguntaba a él, y pocas veces me aventuraba a hacer algo sola.

Ahora todo es diferente. Solo estoy yo, conmigo misma.

Y me doy cuenta de lo difícil que debe ser empezar desde cero para todos los y las inmigrantes que se juegan la vida para llegar acá, en busca de un trabajo mejor remunerado (así sean tratados como el perro). Y eso que ahora yo estoy con cierta ventaja. Ya me conozco ciertas partes de la ciudad, ya he establecido ciertos vínculos con alguna gente, tengo un trabajo estable y casa donde vivir, y gente alrededor a la que puedo preguntar cómo se hace esto, o dónde se consigue aquello.

Mi carro está en la mecánica. Llegué a este lugar preguntado en la calle. A ver, me explico mejor: mi amiga me dijo que su vecino conocía un mecánico a la vuelta de la esquina, que era barato, que uno tenía que ir a comprar los repuestos, y él te arreglaba el carro. Así que yo fui a buscar a este señor, y como no encontré ninguna mecánica, me acerqué al garaje donde habían varios señores y les pregunté si conocían a algún mecánico. Ellos me enviaron a donde Ramón, en la otra esquina, y cuando encontré a Ramón (él estaba arreglando una camioneta en su garaje, nada de mecánica) le dije que andaba buscando a un mecánico eléctrico, y que si él me podía ayudar. Ramón me dijo que él no podía, a lo que yo respondí "y usted conoce a alguien que me pueda ayudar?, alguien de confianza?" y después de insistir un poco, finalmente me mandó donde Kevin, y cuando encontré a Kevin (esta sí era una mecánica) le dije "me mandó Ramón, de aquí abajo" (claro, yo hecha la que conocía a Ramón desde hace fuuuu, y el me había recomendado esta mecánica), entonces Kevin me dijo "ah, sí claro, claro, yo conozco a Ramón".

Y bueno, mi carro está ahí desde ayer. Supuestamente me lo iban a entregar hoy. Pero cuando llegué, estaba todo desarmado. Y supuestamente la pieza que necesitaba no les había llegado hoy. Yo no tengo ningún recibo que pruebe que mi carro está en esa mecánica. Y no tengo ninguna garantía de que lo que me están diciendo es verdad. En fin, espero que la gente que trabaja en esta mecánica sea gente honesta. Que no traten de sacarme un montón de plata por el arreglo, y que las piezas que le están poniendo al carro si valgan lo que me van a cobrar, y no sean piezas chimbas.

Bueno, la cosa es que en estas situaciones, cuando no conoces en donde te estas metiendo te toca confiar, y desear fuertemente "ojalá que no me estafen". Y así toca, hasta ir conociendo a más gente, y aprender cómo mismo es la movida. Yo soy otra inmigrante más en este monstruo de cemento. Que la buena estrella me siga acompañando, y que me siga encontrando con gente en quien confiar.



2 comentarios:

Vagandomundos dijo...

chuta, confiar o no confiar, he ahí el dilema... el problema, digo yo, es que de donde venimos, la confianza se vive a diario... no sé allá, aunque sean latinos...
mucha suerte en la espera...
por otro lado, si perdiéramos la confianza, qué nos quedaría, pues nada, así que otra vez es como lanzarse en la piscina esperando que esté llena, jejeje, y que haya salvavidas.

Nadia dijo...

Para mí la confianza es una gran sensación, yo confío siempre, algunas veces me he caído, pero han sido pocas.

Eso sí en los negocions la confianza no es suficiente!!! hay que firmarlo, en eso de los autos, no sé si te dan un recibido, aquí no te dan nada de eso (a menos que sea una de esas mecánicas de la misma marca, es decir que te cuestan tres veces más).

Cuenta cómo te fue en el arreglo, si el auto ya está bien y si te sentiste estafada o qué?

Y te felicito, esas pequeñas cosas hacen que te vuelvas a apropiar de tu vida, ser autosuficiente en todo es una linda sensación.

Besos adoloridos