No soy ni la primera, ni la última persona en este planeta que pasa por un divorcio, a la que le ponen los cachos, o tiene una historia de desamor.
Y sin embargo me siento terrible, terriblemente triste, terriblemente sola, terriblemente desilusionada, y peor aún, terriblemente desmotivada.
Y no paro de preguntarme, Por qué? Por qué no fue honesto conmigo? Por qué se quedó callado por tanto tiempo? Por qué no abrió la boca y me dijo cómo se estaba sintiendo? Por qué decidió comunicarme su decisión de separarnos sin darnos la oportunidad de arreglar las cosas? Por qué fui tan estúpida y no me dí cuenta de lo que estaba pasando? Por qué se fue todo a la mie... tan rápido?
Y todas estas preguntas se quedan sin respuestas, y así, de un día para otro mi vida se derrumba, y me quedo sin piso, sin casa, sin trabajo, sin marido. Mi ex-marido se va llevando mis ilusiones, la casa en que íbamos a empezar una nueva etapa, la vida que habiamos planeado juntos, la universidad con la que había soñado.
Ahora, estoy aquí, empezando de nuevo, sin saber realmente por qué, o para qué. Sin norte, sin propósito, a la deriva, haciendo las cosas por inercia, viviendo en piloto automático. Pero consciente de que, a pesar de los miles de kilometros de distancia, tengo un montón de gente que me quiere y que se preocupa por mí, y que aunque estén lejos, ellos y ellas estan ahí. Por lo pronto, ellos y ellas son los que me mantienen respirando.